Para describir el comportamiento de estos niños/as a menudo se utilizan expresiones como “se trata de un niño/a muy protestón”, “difícil de contentar”, en las relaciones interpersonales mantienen una postura altiva pudiendo incluso amedrentar a los demás, justifican su actitud con argumentos propios. Otros de los comportamientos que se observan en niños/as con esta patología es daño a animales, daños a la propiedad de otras personas, robos, engaños e intentos de timo… .
Todas estas acciones provocan el deterioro en distintos ámbitos, a nivel laboral, social y académico. En la etapa de la adolescencia con frecuencia presentan conductas más rebeldes, ya que suelen incumplir las normas impuestas por las figuras parentales si en un momento dado tienen un objetivo a satisfacer. Es importante identificar e intervenir cuanto antes, puesto que la presencia de estos síntomas en edades tempranas es un indicador de la severidad que posteriormente puede desencadenar el trastorno. Sobre todo a nivel emocional si presenta carencias como: falta de empatía o remordimiento, despreocupación en múltiples ámbitos, insensibilidad…
Cuando se menciona el Trastorno Negativista Desafiante, TND, se hace referencia a multitud de comportamientos negativistas, desafiantes, desobedientes y hostiles, sobre todo, dirigidos a figuras de autoridad. Estos comportamientos se pueden apreciar en la conducta del niño/a de manera recurrente. Estos niños/as tienen dificultades para seguir las normas, suelen mostrar oposicionismo desde un primer momento a cumplir con los deseos de los demás y cuando surgen complicaciones con frecuencia culpan a otras personas aunque el error sea suyo. Pueden sentirse molestos irritables, irascibles y resentidos con facilidad. Generalmente llegan a confundirse con cambios en la etapa evolutiva del niño/a, por ello cuando se menciona el TND se habla de comportamientos más severos y problemáticos que los esperables a su edad. Antes de comenzar cualquier intervención es primordial diferenciar estas conductas según repercusión, intensidad y aparición.
En el Trastorno explosivo intermitente,TEI, se observan en el niño/a distintos patrones comportamentales que suelen percibirse por quién los presencia como agresivos y desproporcionados. Aunque aparentemente no exista un motivo concreto, la respuesta del niño/a puede ocasionar alteraciones no solo a nivel social si no también a nivel personal. A menudo, a los padres os parece que las respuestas del niño/a son similares ante situaciones donde el niño/a realmente debería estar afectado, puesto que debido a un castigo puede estar perdiendo un privilegio, por ejemplo: jugar a su videojuego favorito que ante situaciones triviales que parecían en un principio no tener la mayor importancia. Estos comportamientos recurrentes no pueden explicarse por otra patología. Al llegar la adolescencia se aprecia un despunte en el comportamiento agresivo, conflictivo y bajo control inhibitorio.