Es común que quizás haya oído hablar del mapeo cerebral o los mapas cerebrales. Ha sido así denominado por la semejanza de ubicar en una cartografía del cerebro aquellas áreas que se ponen en marcha cuando trabajamos determinadas funciones cognitivas. Así bien, de cómo estas áreas funcionen ante determinadas tareas se pueden identificar posibles alteraciones.

Estas alteraciones son conocidas como biomarcadores y son aquellos parámetros que en caso de estar presentes o ausentes nos indican puntos débiles sobre los que intervenir posteriormente en terapia.

Una sesión de evaluación con qEEG y potenciales evocados requiere que se lleve a cabo con materiales especiales y expertos formados en la técnica.

Los materiales necesarios son, en primer lugar, un gorro de sensores. Esto es un gorro similar a un gorro de natación el cual tiene en su superficie una serie de puntos sensibles que son los sensores y que se apoyarán en nuestro cuero cabelludo. Este sistema es absolutamente no invasivo ya que los sensores hacen contacto con nuestra piel solo a través de un gel y no emiten ningún tipo de señal hacia nosotros, solo registran nuestra actividad. Sería el equivalente a apoyar un vaso en la pared si queremos escuchar lo que ocurre en la habitación de al lado, eso es lo que haremos en esta evaluación, escuchar cómo trabaja nuestro cerebro.

Una vez colocado el gorro, se conecta al ordenador que observará el experto y comienza la sesión de evaluación. La sesión de evaluación consta de dos fases, la primera es la fase del qEEG y la segunda fase será la evaluación por potenciales evocados. La evaluación del qEEG resulta sencilla para el participante ya que solo se le pide a la persona que permanezca unos minutos sin hacer nada y con los ojos abiertos, y posteriormente con los ojos cerrados. Esta fase de evaluación es equivalente a cuando por ejemplo un profesional quiere observar nuestra corrección postural y no hace caminar unos metros simplemente observando cómo lo hacemos.

A continuación, se inicia la segunda fase, la recogida de información a través de potenciales evocados. Aquí queremos observar cómo responde nuestro sistema ante una tarea determinada. Para ello dispondremos de un monitor y un ratón de ordenador y el gorro de sensores que no retiraremos hasta el final de la evaluación.

La tarea que debemos resolver es sencilla, solo requiere que la persona haga click sobre el ratón cuando en la pantalla aparezca una determinada imagen y no haga nada cuando aparezcan otras. Esta fase consta de unos intentos de entrenamiento y a continuación la prueba se prolonga durante al menos veinte minutos. Una vez finalizado hemos terminado la sesión de evaluación que se completa rellenado una serie de cuestionarios sobre preguntas cotidianas y de estado de salud general, los cuales se pueden cumplimentar en la misma sala ya sin gorro de sensores ni ningún dispositivo, o bien se pueden cumplimentar en el domicilio.