El primer signo de alerta que se detecta en estos niños y niñas es el bajo rendimiento académico durante dos cursos escolares aproximadamente y a partir de los 7 años que es donde empiezan con los conocimiento de la lecto-escritura. Otro aspecto importante es que estos trastornos no están relacionados con la inteligencia del niño o niña. Las dificultades están vinculadas únicamente a estos procesos de aprendizaje que hemos nombrado (escritura, cálculo y/o lectura).
El origen de estas dificultades se debe a alteraciones del neurodesarrollo, es decir, hay unas áreas en concreto del cerebro que se ven afectadas y provocan estas dificultades, que los niños y niñas no puede controlar. Les repercute no sólo en el ámbito académico sino también en el contexto emocional y personal y, en su autoestima.
En estos casos, es muy importante poder detectar la dificultad de manera temprana, con una evaluación diagnóstica adecuada y precisa, para poder realizar una intervención precoz y evitar posibles afectaciones en el estado emocional del niño o niña.
Aunque tengamos claro a qué dificultades en el aprendizaje tiene cada niño, es importante conocer sus circunstancias individuales, puesto que no hay dos niños iguales y, por ende, dos tratamientos iguales.
1. El niño o niña se inventan muchas palabras cuando lee
2. Le da vergüenza leer en voz alta, se pone muy nervioso/a cuando se le pide que lo haga
3. Se confunde con los número cuando copia una operación matemática en otra hoja
4. Se olvida alguna letra o cambia alguna letra de lugar de una palabra
5. Su velocidad de lectura es más lenta de la que debería ser por su edad.
6. Silabea, lee en sílabas muchas de las palabras cuando lee un texto
7. Cuenta y suma con los dedos
8. Tiene dificultades para el cálculo mental
9. Le resulta difícil entender lo que le piden los enunciados de matemáticas
10. No entiende lo que lee, cuando se le pregunta que decía el párrafo que acaba de leer, no sabe responder a la pregunta.